lunes, 29 de junio de 2009

Oración a San Borombón




En el día de todos los santos



se suele recordar a los famosos,



los que fueron ídolos de cruz al hombro



y aureola de neón y pedrería:



Roque, el del perro , Jorge y su dragón,



Cayetano , el que busca laburo,



Antonio, el que consigue novio,



algún Tomás desconfiado



que puso el dedo para poder creer,



y un carpintero de madera , José,



que tuvo que creer sin poner nada.






Todos ellos frecuentaron los altares,



suelen posar, semidesnudos, para la



estampita,



tienen iglesias, fiestas, procesiones



con su nombre, se reparten



diariamente el almanaque y,



si los mangan, pueden llegar



a prometerlo todo.






Y sin embargo, nadie se acuerda



a principios fraileros de noviembre



-con la malaria todo el santo día-



de los gloriosos santos populares.



Sólo el libro No escrito del pueblo



rememora la vieja costumbre



de ponerle una vela a San Jodete



-patrono de los desgraciados-



nos recuerda las hazañas increíbles



de San Puta -El santo de la desmesura-,



narra vida y milagros de San Borombón.






Por eso, en la mañana que sube



en la caja de la siesta

bajo las nubes del atardecer

o contra el latido de la noche

al aire libre siempre

sin techo, sin acústica ni amplificadores

yo le rezo, le pido o lo aprieto

al viejo San Borombón.

De parado, nomás, y revoleando

un certero pedazo de manguera

yo le canto, le ruego o lo puteo

al negro San Borombón.


Batiendo el ritmo justo

le digo:

San Borombón, bon-bon

músico y peronista,

patrono del bombo y dueño

de la más hermosa música,

suena por nosotros.


Yo te he oído, señor, en la Plaza

y quisiera escucharte otra vez

Borombómbón, San Borombón

el que golpea en mi corazón.

Yo te pido, señor de los parches,

que me empaches el alma y la fé.

Borombombón, San Borombón

nunca te olvides de Juan Perón.

Y yo espero , instrumento del pueblo

que seas sólo instrumento de él.

Borombón, San Borombón

para la patria , liberación


Juan Sasturain

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